Cada paso que da el América en la Liga Mx hace ruido, produce una onda expansiva que le permite sacar ventaja en cualquier minuto de los partidos. Es un equipo completo, competitivo y demoledor. Miles de aficionados veían en la visita del Toluca al estadio Azteca una prueba para medir sus alcances a una escala mayor, pero, tan pronto como puso en valor su poder, el vigente campeón consiguió una goleada 5-1 que lo mantiene en las alturas como único líder.

La ilusión de una nueva fase final generó baile, alegría, cánticos pegajosos que resonaron en las tribunas americanistas. El encuentro era tan atractivo, tan importante para definir el curso del torneo en las últimas dos fechas, que provocó filas interminables en los principales accesos. Las calles deliraron durante horas con personas aglomeradas, coches en busca de un lugar en el estacionamiento y decenas de elementos de seguridad, que intervinieron para frenar varios conatos de violencia.

En medio de esa fiesta popular, el América supo llevar a los Diablos contra las cuerdas. Estuvo todo lo cerca que se puede estar de la victoria: impuso su juego, se equivocó menos y convirtió cada ataque en un examen doloroso para la defensa escarlata. Por momentos dio la sensación de tener algo más si era necesario, aunque se guardó lo mejor para el último instante, ya cuando los goles del chileno Diego Valdés (9 y 24) y Henry Martín (15) habían sentenciado la noche.

Valdés, seleccionado nacional de La Roja y desequilibrante como pocos volantes, aprovechó un mal saque de banda de Carlos Orrantia para ingresar al área y vencer al arquero Tiago Volpi con un remate cruzado. Con el empate casi inmediato, pero fugaz de Juan Pablo Domínguez (14), el equipo americanista entendió que no era tiempo de lamentaciones. Para demostrarlo, volvió a la carga tan pronto como tuvo la pelota con un solo objetivo: llevarla hasta los pies de Henry Martín, su capitán y símbolo contemporáneo.

Henry iguala a Reinoso

Martín convirtió una triangulación entre Alejandro Zendejas y el chileno Valdés en el 2-1 del América, luego de quedar solo frente a Volpi (15). Con ello alcanzó 99 anotaciones en el club, las mismas que el legendario y multicampeón Carlos Reinoso. Al otro lado de la felicidad americanista, el Toluca fue un edificio en plena demolición. Sus mediocampistas provocaron incendios con la imprecisión en sus pases y, aunque reclamaron al árbitro presuntas ayudas a los locales, quedaron borrados del terreno de juego.

Mientras algunos seguidores de los Diablos eran desalojados de las gradas por elementos de seguridad, después de intercambiar insul-tos con los locales, Valdés amplió la cuenta con el tercero (24), pese a los reclamos del técnico portugués Renato Paiva sobre una presunta posición adelantada. El cuarto (73) y el quinto gol (82) de una noche al ritmo de mambo corrieron por cuenta del colombiano- mexicano Julián Quiñones, a quien le bastaron menos de 45 minutos para sellar el pozo de su rival.

¡Seis, seis, seis!, el grito de miles de americanistas retumbó enton-ces en el Azteca, como si se tratara de un partido de niños. Fue una paliza en su máxima expresión. La misma frustración de los Diablos derivó en reclamos y gritos a varios metros de distancia entre compañeros, como en el caso de Volpi y sus defensas Juan Escobar y Federico Pereira. Para las Águilas, los tres puntos significaron la garantía del primer lugar, donde ahora registran 32 puntos en solitario, tres más que escarlatas y que Cruz Azul.