Ernesto Madrid

Como uno de los sofismas más del presidente Andrés Manuel López Obrador, dijo que el proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación 2024 no incrementa la deuda pública, no obstante, todos los especialistas que han analizado el documento sostienen lo contrario.

Vamos por partes, de acuerdo con el Paquete Económico 2024 de los más de 9 billones de pesos que se planea gastar en 2024 el gobierno de López Obrador, 1.72 billones, es decir, más de 19%, provendrán de deuda nueva, deuda que se contratará en 2024. ¿Qué tan alto es este número, así, en valor absoluto? Es el monto más alto por contratar por año por lo menos desde 2000.

Ahora bien, cuando hablamos de por qué contratar deuda, es muy sencillo, hay que ver el déficit público, (que es la cantidad que falta a los ingresos para que se equilibren con los gastos, es decir del presupuesto) lo cuál con base en los números que entregó el secretario de Hacienda a el Congreso de la Unión representa 5.4% del PIB, dicho de otra manera, es el porcentaje faltante entre el valor total de los bienes y servicios finales producidos por un país, durante un tiempo definido, en este caso lo que proyecta para el 2024.

Si tomamos esta comparación con la del año pasado (2022) el déficit fue de 3.9% que, contrario al año de la pandemia, cuando era necesario aprovechar la coyuntura para buscar recursos adicionales y apoyar a la sociedad, el faltante fue de 3.8% y ahora, que se avecina el año electoral, entonces sí el gobierno planea contratar más deuda frente a un crecimiento que estima del sólo 3% para 2024, paradójico.

En el contexto, hay que recordar lo que dijo Citibanamex, Coparmex, IMCO, México ¿Cómo vamos? y ahora BBVA que señala que “resulta preocupante que el déficit público de 4.9% del PIB (estimado por la SHCP) para el siguiente año sea el máximo desde 1990. Este déficit también resulta sorprendente en un contexto en el que la misma dependencia gubernamental estima que la economía mexicana crecerá por encima de su potencial (2.6% vs. 2.4%)”.

Aunado a lo anterior advierte el banco, que esto implica una política fiscal procíclica, es decir que podría aumentar impuestos o disminuir gastos en épocas recesivas, o disminuir impuestos o aumentar gastos en épocas expansivas, que va en detrimento de la trayectoria de la deuda pública (% del PIB) que en contraste, una política fiscal contracíclica (que sería conjunto de acciones gubernamentales dedicadas a impedir, superar, o minimizar los efectos del ciclo económico) promovería una mayor estabilidad en el cociente de deuda pública a PIB y podría dar mayor margen de maniobra en el futuro en caso de una recesión o una caída significativa en los precios del petróleo, por eso la insistencia de una Reforma Fiscal.

En el contexto para BBVA, la SHCP estima que el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público (SHRFSP) sea 48.8% (leyó usted bien) del PIB al cierre de 2024, nivel que no causará ningún problema para el pago de los vencimientos de deuda soberana o de Pemex, de ahí la deuda y no los otros datos.

Por lo anterior resultaría paradójico lo que dice el presidente que “nosotros estamos haciendo mucho más con menos, sin aumentar impuestos, sin aumentar el precio de las gasolinas, el precio de la luz, sin endeudamientos” y como es común se recargo en sus adversarios al señalar que tienen una campaña en contra de su administración y por eso dicen “‘¡qué barbaridad, va a haber déficit!’. No, la deuda pública de México es menor a la deuda pública que dejó Calderón y que dejó Peña Nieto”, lo cual, en términos reales, es otro sofisma. En fin.