En medio de la devastación, los equipos de rescate en Turquía y el norte de Siria luchaban el martes contra el reloj y el frío para buscar entre los escombros a supervivientes del violento terremoto del lunes, cuyo balance ya superó los 6 mil muertos.

La ayuda internacional debe empezar a llegar el martes a las zonas castigadas por el terremoto y sus réplicas. La primera sacudida, en la madrugada del lunes, alcanzó una magnitud de 7.8 y se sintió hasta en Líbano, Chipre y el norte de Irak.

Muertos y afectados por el sismo en Turquía y Siria

En Turquía, el número de muertos se elevó a 5 mil 434 personas muertas y 20 mil 534 heridas, declaró el martes el vicepresidente Fuat Oktay.

En Siria, al menos mil 712 personas fallecieron y 3 mil 640 resultaron heridas, según los balances de las autoridades de Damasco y de los equipos de rescate de las zonas rebeldes.

Con base en los mapas de la zona afectada, una responsable de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Adelheid Marschang, indicó que “23 millones de personas están expuestas” a las consecuencias del terremoto, “incluyendo 5 millones de personas vulnerables”.

A veces con las manos desnudas, los socorristas continuaron la dramática búsqueda de sobrevivientes durante la noche, desafiando el frío, la lluvia o la nieve y el riesgo de nuevos derrumbes.

Dormir a la intemperie

La Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que temía lo peor y el lunes, cuando el cómputo de muertos se situaba en alrededor de 2 mil 600 personas, auguró un balance “ocho veces más elevado”.

Durante el lunes, se registraron hasta 185 réplicas, además de las dos sacudidas principales: una de 7.8 en medio de la noche (04H17 locales) y la otra de magnitud 7.5 al mediodía.

Las réplicas continuaron durante la madrugada del martes. La más fuerte, de magnitud 5.5, ocurrió a las 6H13 locales (3H13 GMT) a 9 km al sureste de Gölbasi (sur).

Las autoridades turcas habilitaron gimnasios, escuelas y mezquitas para albergar a los supervivientes. Pero por temor a nuevos sismos, muchos habitantes prefirieron pasar la noche a la intemperie.

“Todo el mundo tiene miedo”, aseguraba en Sanliurfa (sureste de Turquía) Mustafa Koyuncu, un hombre de 55 años que pasó la noche con su mujer y sus cinco niños en el coche familiar.

Es el terremoto más importante en Turquía desde el ocurrido el 17 de agosto de 1939, que causó la muerte a 17 mil personas, un millar de ellas en Estambul.

El presidente turco decretó luto nacional de siete días y el cierre de escuelas durante una semana.