Urge un golpe de autoridad en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) para evitar lo que cada día nos acerca más a una tragedia mayúscula.

La noche del sábado de este fin de semana, el Airbus 320 matrícula XA-VRV de la aerolínea Volaris, procedente de Mazatlán, Sinaloa, se disponía a aterrizar en la pista 05 izquierda del AICM.

El controlador del Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM) completaba el procedimiento de aproximación al aeropuerto capitalino con la autorización de aterrizaje, sin advertir que en ese momento otra aeronave, también de Volaris, se encontraba en la misma pista en posición de despegue.

La tripulación que se encontraba en tierra alertó: “¡Hay tráfico en la trayectoria de la 05 izquierda!”. La advertencia fue captada por la Torre de Control y los pilotos del Volaris que estaba por aterrizar, quienes decidieron irse nuevamente al aire, cuando su aeronave se encontraba ya a pocos metros de tierra y en ruta de colisión con el avión posicionado en la pista.

Este “incidente mayor” quedó registrado en dos videos grabados por tripulaciones que esperaban turno de despegue y difundido por el sitio Transponder 1200, especializado en aviación (https://bit.ly/3yl0Ejx).

Grave el hecho por sí mismo, su impacto mediático se potenció pues el jueves anterior (5 de mayo), la Federación Internacional de Asociaciones de Pilotos de Línea Aérea (IFALPA) había emitido un boletín de seguridad donde alertaba sobre “algunos incidentes” ocurridos al momento de aterrizar en el AICM, a lo que la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) respondió que no tenía registro de tales incidentes.

IFALPA consideró que dichos incidentes son consecuencia de la entrada en operación del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), lo cual no es del todo exacto y si revela, por el contrario, la guerra de intereses económicos y comerciales que se desató desde la cancelación del aeropuerto de Texcoco y la decisión del gobierno de AMLO de optar por el AIFA.

Dicha confrontación soslaya el verdadero problema que es la saturación del AICM, motivo por el cual era necesario un nuevo aeropuerto. Ahí está el AIFA, con mes y medio de vida, pero las aerolíneas siguen negándose a descargar hacia él más operaciones para paliar la saturación del AICM, por razones de costos y utilidades.

De las aerolíneas mexicanas, Volaris y Viva Airbus son las que más operaciones han aceptado llevarse al AIFA, pero Aeroméxico –en medio de sus problemas financieros y su esquema de reestructura- se resiste sistemáticamente. En la influencia que tiene esa empresa en las autoridades de aviación del país y sus pilotos en la Asociación Sindical de Pilotos Aviadores (ASPA) y, por ende, en la IFALPA, podrían encontrarse razones por las cuales se atribuye al AIFA el problema de saturación del AICM.

Su actual director, Carlos Morán Moguel (y vaya este ejemplo reciente) autorizó a Aeroméxico en la Semana Santa pasada, más de cuarenta vuelos extra, pese al grave problema de saturación.

Y aquí es donde entran los jaloneos y las revanchas políticas. Morán Moguel había iniciado en el actual gobierno como Subsecretario de Transportes de la SICT, de la mano de Javier Jiménez Espriú, quien renunció a la titularidad de esa dependencia el 23 de julio de 2020 tras su desacuerdo con la decisión de AMLO de entregar a la Sedena y la Marina el control de los puertos del país.

En lugar de Jiménez Espriú fue nombrado Jorge Arganis Díaz Leal quien mantuvo en la subsecretaría de Transportes a Morán Moguel hasta enero de este año cuando, según se dijo, la crisis de la pandemia ya había generado un severo golpe al sector aéreo.

Pero Morán Moguel lo tomó como una degradación que lo mantiene en pugna permanente con Rogelio Jiménez Pons quien llegó a sustituirlo luego de salir del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (FONATUR) desde donde estaba a cargo de la construcción del Tren Maya, obra insignia del actual gobierno que empezaba a presentar problemas de demoras y sobrecostos.

Con Arganis Díaz Leal llegó a la Agencia Federal de Aviación Civil (AFAC) el general de ala en retiro Carlos Antonio Rodríguez, quien durante el gobierno de Peña Nieto fuera comandante de la Fuerza Aérea Mexicana.

Las diferencias entre los civil y lo militar se dejaron ver, al parecer, en la manera de administrar la crisis generada por el incidente mayor del sábado. El director de la AFAC ordenó el cese fulminante del controlador o controladores aéreos responsables, sin tomar en cuenta los protocolos de la aviación civil que obligan a una investigación de la que se derivan las responsabilidades correspondientes.

El director de Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (SENEAM), Víctor Manuel Hernández Sandoval argumentó a favor de la investigación protocolaria, no a favor de un eventual responsable, pero recibió un no rotundo de la oficina del general Rodríguez que consideraba que el cese fulminante sería la manera de ponerle coto al incidente.

Fue así que Hernández Sandoval presentó su renuncia el domingo 8 de mayo, aunque la narrativa mediática reforzó la idea de que fue su cabeza la que rodó por el incidente del sábado, mal intencionadamente atribuido al AIFA, y como si eso fuera a resolver el grave problema de la saturación del AICM.