Como una de las tesis principales del keynesianismo en tiempos de crisis, las empresas buscan combatir los problemas en la cadena de suministro y una posible recesión económica por medio de un incremento en el gasto del capital. La mayoría de las grandes empresas de EE. UU. mostraron en sus estados financieros trimestrales un incremento promedio de más del 20% en el gasto de capital comparado con el año anterior.

El motivo del incremento en gasto de capital parece sacado de un libro de teoría económica tradicional en el que la solución ante cualquier estancamiento es gastar para “calentar los motores” e impulsar el crecimiento. Recordemos un poco de historia económica y remontémonos a los años de la gran depresión de EE. UU. en la que la teoría del economista John Maynard Keynes decía que era necesario impulsar el gasto del gobierno para reactivar la economía y generar un impulso en la demanda agregada. Hasta este punto parece que no tiene sentido mi comparación entre la teoría keynesiana y el gasto en capital en las empresas, pero quédate unos párrafos más para que entiendas las similitudes.

Regresemos al 2022, época de guerra, de pandemias, cuellos de botella e incrementos en precios. Hagamos la siguiente pregunta ¿por qué las empresas están gastando más? Y la respuesta es, para no ahogarse en el caso de que otra recesión golpee el barco. Ya lo habíamos platicado en columnas anteriores, el banco central de EE. UU. comenzó un ajuste de tasas para combatir el problema de la inflación (lo cual es prioridad para la economía). Sin embargo, las medidas que toma la Reserva Federal (FED) pueden empujar a la economía a caer en una recesión y ¿cuál es la mejor forma de combatir una recesión según el libro de economía básico? Exacto incrementando el gasto. Y antes de que argumenten que es muy diferente el gasto de un gobierno al gasto de una empresa, el incrementar el gasto (en cualquier caso) es una buena estrategia para generar un impulso repentino y así al momento de que la recesión golpee, existe una inercia previa que disminuye el impacto.

Esta estrategia no es para todos, para aquellas empresas que son orientadas a los consumidores finales (como tú y como yo) la estrategia de incrementar el gasto en capital es más una carga que un beneficio. El mejor ejemplo fue Walmart cuyas acciones cayeron 11% cuando mostraron que habían incrementado un 60% el gasto en capital con el fin de automatizar procesos en los centros de distribución.

Por otro lado, está el caso de la manufacturera de procesadores Intel la cual invertirá cerca de $20,000 millones de dólares para construir una planta de manufacturera en Ohio y cuya noticia fue aplaudida por casi todas las industrias. Recuerden que ya veníamos cargando con una escasez de procesadores de computadora, por ende, el escuchar una noticia de que abrirán otra planta para incrementar la producción es algo digno de celebrar.

En pocas palabras el incremento en el gasto de capital es una excelente estrategia para aquellas compañías que son parte de la cadena de suministros, no aquellas que se dedican al consumidor final, porque los cuellos de botellas son principalmente generados por parte de los proveedores de materia prima, como lo hemos platicado en otras columnas. La mejor lección que nos podemos llevar de todo esto es que en tiempos de crisis es necesario gastar más, pero de forma inteligente. Queremos ser celebrados como Intel, no castigados como Walmart.

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