La UNAM publicará el lunes la convocatoria para elegir a su nuevo rector. Ni su Ley Orgánica ni su estatuto feneral establecen una fecha específica para hacerlo. Tradicionalmente se ha publicado en el septiembre previo al noviembre en que ocurre el relevo. ¿Por qué esta vez lo adelantan a mediados de agosto?

Todo indica que el madruguete se debe a los no infundados temores de que el gobierno de AMLO y su mayoría en el Congreso, reformen en la legislación universitaria el procedimiento sucesorio del Rector, cosa que podrían hacer a partir del primero de septiembre próximo con el inicio de un nuevo período ordinario de sesiones.

Si los términos legales de la sucesión en la UNAM quedan definidos el lunes con la publicación de la convocatoria, no aplicaría una eventual reforma puesto que la ley no es retroactiva.

De acuerdo con la legislación vigente, la elección del Rector está en manos de los quince integrantes de la Junta de Gobierno que, dicho sea de paso, está conformada por primera vez en la historia por más mujeres (8) que hombres (7). El método tiene un fondo racional: que la elección de quien encabece la Universidad la hagan sus pares.

Pero en fechas recientes -en medio de la polarización política en que se encuentra el país- han surgido voces que sugieren que, si la decisión la toma la Junta de Gobierno, sus deliberaciones sean transmitidas al menos por TV luego de que los aspirantes presenten a toda comunidad -como en una especie de campañas- sus planes de trabajo. Otras voces, más radicales, plantean que la elección se abra al voto de toda la comunidad universitaria.

El asunto no solo queda en ideas como éstas de las que hacen eco personajes hoy fuertemente empoderados, desde la aspirante presidencial morenista Claudia Sheinbaum y su sucesor en la jefatura de gobierno de la CDMX Martí Batres, hasta influyentes universitarios como Imanol Ordorica y Antonio Santos, todos ellos integrantes del llamado CEU histórico que entre 1986 y 1987 frenaron las reformas universitarias promovidas por el entonces rector Jorge Carpizo.

Y es que no debe perderse de vista que hasta el propio AMLO se ha sumado a la reciente andanada contra la UNAM, sobre todo después de los jaloneos desatados por el presunto plagio de la tesis de la ministra de la Corte, muy cercana a los afectos del presidente, Yazmín Esquivel.

De ahí que López Obrador y su 4T hayan arremetido contra la UNAM al asegurar que “perdió su esencia”, que “se volvió individualista y defensora de proyectos neoliberales” y que “se derechizó durante los últimos años.

El caso es que el lunes, la UNAM    ya vacunada contra eventuales reformas que proponga la 4T, iniciará un proceso sucesorio en que el “agarrón”, por lo pronto, será protagonizado por tres de los varios personajes que se inscribirán para participar.

Candidato natural y favorito -según se dice- del rector Enrique Graue Wiechers, es su secretario general Leonardo Lomelí Venegas. A este historiador y economista de 45 años se le ve lejano a la 4T y tiene fuertes vínculos con prestigiados universitarios como el abogado Luis Raúl González Pérez, el sociólogo y politólogo José Woldenberg y el historiador Enrique Krauze.

Cercano a la 4T, por otra parte, es el actual secretario administrativo, Luis Álvarez-Icaza Longoria. Entre la comunidad universitaria se dice que este doctor en ingeniería es “el que más ganas trae”, el que “se siente más macizo” y el que podría concitar el apoyo del exrector y actual representante de México ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente. Está casado con la doctora Marisa Belasusteguigoitia Rius, director del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM y es hermano del senador opositor Emilio Álvarez Icaza. Otro hermano de los Álvarez-Icaza Longoria está casado con una hermana de Carlos Imaz, exesposo de Claudia Sheinbaum y padre de sus hijos, mientras que otra hermana de Imaz fue pareja del también dirigente del CEU histórico Imanol Ordorica. Como se aprecia, tiene vínculos políticos y de parentesco con la 4T.

La tercera de lo que se especula estará en el “agarrón” final por la Rectoría es la doctora en biología Patricia Dávila Aranda, directora de Desarrollo Institucional. A esta brillante científica de orígenes humildes se le reconoce una exitosa gestión como directora de la Facultad de Estudios Superiores (FES) de Iztacala y firmeza en sus decisiones. Tiene el inconveniente de no poder aspirar a la reelección para un segundo período, ya que tiene 67 años y el puesto no lo puede ocupar quienes hayan rebasado los setenta. Se dice que ella podría declinar a favor de Álvarez-Icaza Longoria.

Otros aspirantes que ya se habían mencionado, aunque con menores posibilidades, son la doctora en sociología Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades con perfil dialogante y vínculos fluidos con la 4T; la doctora en derecho Mónica González Contró -hija del ex panista de prosapia y después forista Jesús González Schaml- directora del Instituto de Investigaciones Jurídicas y, en esa calidad, fuertemente confrontada con el también doctor en derecho Raúl Contreras Bustamante, director de la Facultad de Derecho y aspirante a la Rectoría; la escritora Rosa Beltrán Álvarez, coordinadora de Difusión Cultural; y el astrónomo William Lee, coordinador de Investigación Científica.

Inesperado e interesante es que en estos últimos días se haya sumado a la lista de aspirantes el doctor Germán Fajardo Dolchi, director de la Facultad de Medicina, aunque no se ve políticamente correcto que con él sumen cuatro médicos en línea al frente de la máxima casa de estudios.

Instantáneas:

  1. RUPTURA. Aunque en su círculo más íntimo se asegura que Marcelo Ebrard no romperá el proceso interno de Morena, la fuerte acusación del excanciller de que en la dirigencia de Morena están los dados cargados a favor de Claudia Sheinbaum, hace que la ruptura sea prácticamente un hecho consumado. No dijo Ebrard rompo con Morena o me salgo del proceso, pero fue suficiente que hablara de acarreos, encuestas sesgadas, uso de recursos públicos, guerra sucia y la amenaza de un desastre por venir si desde el Consejo Político y la dirigencia nacional del partido -según su denuncia- se sigue favoreciendo desde la campaña de la exjefa de gobierno de la CDMX. Sheinbaum lo negó al igual que Alfonso Durazo y Mario Delgado, Adán Augusto López le dijo a Ebrard que “ya cayó en la desesperación” y Fernández Noroña acusó recibo del “rompimiento de la unidad” y vaticinó que Ebrard buscará la candidatura de Movimiento Ciudadano. Y como el dardo envenenado tocó inevitablemente al mismísimo AMLO, éste rechazó que la Secretaría del Bienestar haga “acarreos” a favor de Sheinbaum como aseguró su excanciller. Pero los cercanos a Marcelo insisten: seguirá en el proceso, con todo y hasta el final, más aún después de sus explosivas declaraciones.
  2. TEMORES. Así como ponderan en Palacio Nacional los escenarios de la elección presidencial y reconocen que Xóchitl Gálvez ha logrado cierto posicionamiento, pero sin que hasta hoy amenace la diferencia de dos a uno que muestran las encuestas frente a cualquiera de los posibles candidatos de Morena, han empezado a evaluar los correspondientes a los nueve estados donde habrá elecciones de gobernador el año próximo. Acusan temores fundados de que podrían perder tres estados que gobiernan: Veracruz, Puebla y Chiapas. No es cosa menor. En ese mismo orden son las entidades tercera, cuarta y quinta con el mayor número de votantes en el país.
  3. PUEBLA Y EL FRENTE AMPLIO. Eduardo Rivera Pérez, presidente municipal de la ciudad de Puebla y quien ha sido mencionado como aspirante a la gubernatura de la entidad, aseguró que hay encuestas que detallan que el Frente Amplio por Puebla podría ganar la capital y el gobierno del estado en 2024. Agregó que en las encuestas que se han aplicado para definir candidaturas, su nombre ha aparecido en varias ocasiones. Aclaró que no tiene prisa, pero que buscará competir por la gubernatura poblana. Otra de sus opciones es buscar la reelección como munícipe de la capital poblana. (rrodriguezangular@hotmail.com , @RaulRodriguezC , raulrodriguezcortes.com.mx)