Intuitivamente si los consumidores dejan de comprar cierto bien, las empresas deberían de bajar el precio del bien para hacerlo competitivo y conseguir que las personas lo consuman. Sin embargo, hace falta considerar que la economía es un modelo dinámico en que está sujeta a cambios externos, constantes y aleatorios (como una pandemia o una guerra).

Varias empresas como Procter & Gamble y Nestlé reportaron un volumen de venta y un margen de ganancia menor como consecuencia de la creciente inflación mundial y su respuesta no es precisamente bajar los precios de los productos sino incrementarlos. Mark Schneider, director ejecutivo de Nestlé advirtió que habrá alzas en los precios de sus productos a medida que aumenten los costos de energía y mano de obra en los próximos meses.

Para André Schulten, director financiero de P&G el panorama es el mismo ya que más de la mitad del ingreso de P&G se genera fuera de los Estados Unidos y con la fuerte apreciación del dólar, los ingresos para la compañía estuvieron afectados. Schulten declaró que esperan aún más volatilidad en los costos, la moneda y en el dinamismo del consumidor durante lo que queda del año.

El incremento en los precios de comida genera una presión al presupuesto de los consumidores, en especial para los países que se encuentran cerca del conflicto de Ucrania y Rusia.

Las compañías productoras de marcas globales tuvieron buena respuesta cuando la crisis inflacionaria comenzaba, sin embargo, conforme pasa el tiempo, la presión se vuelve cada vez mayor al perder consumidores que reemplazan sus productos con alternativas más baratas y de marcas locales.

Los márgenes de ganancia disminuyen mientras los precios incrementan. P&G presentó un incremento de 9% en el precio de todos sus productos con respecto al mismo trimestre del año pasado. Para Nestlé el incremento en precio fue de 7.5% para los primeros 9 meses con respecto a los primeros 9 meses del año anterior.

P&G y Nestlé son un claro ejemplo de que cuando las ventas bajan a veces hay que subir los precios para adaptarse al dinamismo económico, aunque para el consumidor no es la mejor solución. En repetidas ocasiones las empresas tienen que aguantar los golpes con tal de no quedar noqueados en el primer round.

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