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Facebook: Raúl Alejandro Rodríguez Martínez

El 2024 será determinante para el rumbo que habrá de seguir el planeta en los siguientes años. Como nunca antes se había visto, se sincronizaron los ciclos electorales de 75 países, a lo largo de los 5 continentes. Si bien es un número que dista de abarcar el número total de países que componen al planeta (195 en total), son los actores principales del devenir político, económico y social de la Tierra. Estos 75 países reprsesentan cerca del 50% de la población mundial (más de 3,700 millones de personas) y un 52% del PIB global.

De todas las elecciones que ocurrirán en 2024, al menos 10 son de relevancia global por el tamaño de las economías o su posición estratégica en la cadena productiva internacional: Estados unidos, Alemania, Francia, España, Italia, Rusia, India, Brasil, México y Corea del Sur. Pero también los reflectores estarán en al menos otros 6 países dada su la coyuntura geopolítica tanto local como internacional: Venezuela, Taiwan, Turquía, Ucrania, Finlandia y Suecia.

Ahora bien, existen países como Venezuela, Turquía y Rusia en los que no se esperan sorpresas y prevalezcan los mandatarios que llevan ya muchos años en el poder. En tanto, habrá elecciones como en el caso de México que a pesar de que al momento no se anticipa un cambio de fuerza política en la presidencia, será histórica porque es altamente probable que sea la elección de la que surja la primera presidenta en la historia de dicho país, además de que se pondrá mucho énfasis en qué tan competido sea el proceso electoral entre el partido en turno y la oposición, así como también en el equilibrio de fuerzas que resulte en el Poder Legislativo y en las gobernaturas estatales del país.

Por otro lado, bajo un contexto de un mundo cada vez más convulso, polarizado y en el que la democracia transita por una de sus peores crisis y el ascenso de voces más radicales al poder va en aumento, dará pie a seguir de cerca los procesos electorales del Viejo Continente. En particular, llama la atención que habrá elecciones en Ucrania en medio de la guerra con Rusia, al tiempo que también habrá elecciones en Finlandia, recién adherida a la OTAN, y en Suecia que busca urgentemente obtener la aprobación de todos sus países miembro para resguardarse ante los supuestos riesgos de también ser atacados por los rusos. En ese mismo tenor pero en el Continente Americano ocurrirá también el proceso electoral de los Estados Unidos, con un Joe Biden y un partido demócrata altamente debilitado y al que le fue imposible capitalizar los errores que dejó el primer mandato de Trump, situación que volverá extremademente tensas las elecciones de la economía más grande del planeta.

Finalmente, hay que destacar que también serán las primeras elecciones para millones de jóvenes que han venido formando sus convicciones y creencias políticas en gran medida gracias al impacto de la información que circula en redes sociales y por opiniones guiadas más por influencersque por comentaristas y analísticas políticos en los medios de comunicación masiva convencionales. Simultáneamente, serán las primeras elecciones en las que la Inteligencia Artificial ya sea un ingrediente fundamental para que los candidatos puedan atraer los votos que necesiten para salir victoriosos en sus respectivos procesos electorales.

¿Y cómo llega la economía global en medio de toda ésta vorágine política? Sorpresivamente, la economía mundial pudo esquivar los fantasmas de la recesión global en 2023, con cifras que terminaron superando a las expectativas de los mercados y de los consensos de analistas. A nivel global, el comercio internacional, el consumo y la inversión se mostraron más resilientes que lo previsto. En general, el mercado laboral fue más robusto que lo anticipado, sobre todo en los Estados Unidos. Las economías emergentes pudieron aprovechar las condiciones para fortalecer sus capacidades manufactureras y exportadoras. La inflación global volvió a mostrarse renuente pero al fin logró dar señales de una desaceleración gradual. Los bancos centrales en general ralentizaron sus procesos de incrementos de tasas de interés y en otros casos anunciaron pausas de los mismos. No obstante, el Viejo Continente si mostró más señales de debilitamiento económico y deterioro del tejido social.

En este sentido, el mundo arrancó 2024 bajo la expectativa de que nuevamente no haya una recesión, aunque si se anticipe una actividad económica menos dinámica. Lo anterior bajo un contexto en el que se anticipa que el mercado laboral se muestre resiliente da como resultado un pronóstico de aterrizaje suave de la economía mundial que muchos analistas anticipan alrededor del mundo para este año.

De acuerdo con los pronósticos más recientes del Fondo Monetario Internacional, la economía mundial crecería este año 2.9%, con los mercados emergentes creciendo 4.0% y las economías desarrolladas 1.4%. Dentro del bloque emergente, India sería la economía más dinámica (crecimiento previsto de 6.3%), mientras que China crecería 4.2%. Los gigantes latinoamericanos (México y Brasil) observarían un crecimiento en sus economías de 2.1% y 1.5%, respectivamente. En tanto, dentro del bloque desarrollado, se estima un crecimiento económica de 1.5% de Estados Unidos y Zona Euro mostraría un avance muy gradual en 2024, con Alemania en 0.9%, Francia creciendo 1.3%, Italia 0.7% y España 1.7%.

Ante un entorno de ligera desaceleración económica y bajo la expectativa de un descenso gradual en la inflación, los principales bancos centrales del mundo posiblemente se aventuren en algún punto de este año (más cercano al segundo semestre) a iniciar un proceso de recortes de tasas que busquen mitigar la senda de desaceleración productiva y ante una inflación en trayectoria a sus diversos objetivos inflacionarios.

Este entorno, manteniendo todo lo demás constante, podría generar que los mercados financieros se muestren muy optimistas y le apuesten a un escenario macroeconómico global relativamente estable para buscar mayores rendimientos. El entorno de tasas seguirá siendo atractiva para inversiones en renta fija pero la perspectiva de que continúen con cierto dinamismo el consumo, comercio internacional e inversiones productivas, pueden generar mayor atracción de inversiones en instrumentos de renta variable, traduciéndose también en mercados accionarios con rendimientos favorables.

Desafortunadamente, múltiples riesgos prevalecen y en cualquier momento pueden modificar radicalmente la perspectiva económica global con la que inicia el 2024. Dentro de lo geopolítico, la guerra de Ucrania y Rusia ha entrado en un etapa de desgaste y todavía no hay señales claras de que llegue a su fin. Al contrario, se han incrementado los riesgos de escalamiento o de que dicho evento involucre a más actores ante otros frentes en los que también se han agudizado las tensiones y/o enfrentamientos: Israel y Palestina; Corea del Sur y Corea del Norte; o China y Taiwán, en las que también podrían terminar involucrándose Estados Unidos, Rusia y la OTAN. Por último y no menos importante, en Latinoamérica se han generado tensiones entre Venezuela y Guyana, mientras que la situación de inseguridad en Ecuador se ha vuelto extrema y en México no hay señales de mejoría en ese aspecto.

De igual manera, existen riesgos de carácter pandémico ante una reciente alertat que China emitió por extraños casos de pulmonía en niños que, si bien no ha escalado al ritmo que lo hizo el Covid-19 justo cuando arrancaba el 2020, debe ser un factor a dar seguimiento.

Por todo lo anterior, 2024 será un año crucial al ser testigo del año en el que la mitad del mundo y la mitad de la actividad productiva global salgan a votar por los líderes que guíen las políticas económicas, políticas y sociales que rijan al mundo en los siguientes años ante un mundo altamente divergente y en tendencia de radicalizarse pero para el que se prevé un desempeño económico global relativamente positivo