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Facebook: Raúl Alejandro Rodríguez Martínez

En la última reunión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de la Reserva Federal de los Estados Unidos, el 13 de diciembre de 2023, el instituto central mantuvo sin cambios el rango objetivo de la tasa de fondos federales (tasa de interés de referencia en EUA) entre 5.25% y 5.50%. En particular, subrayó en aquél comunicado que hacia adelante habría de considerar el efecto acumulado del ciclo de alzas sobre la actividad productiva y la convergencia de la inflación a su objetivo del 2.0% anual.

Si consideramos que en aquélla reunión del FOMC se publicaron también los famosos dots (los pronósticos de cada miembro del Comité sobre el objetivo de la tasa de fondos federales) en los que se puede observar que la Fed anticipa que el rango objetivo de la tasa de interés de referencia se ubique entre 4.50% y 4.75% (implicando un recorte esperado de 25 puntos base en 2024), esperaríamos que la narrativa del comunicado del instituto central comience a migrar paulatinamente a un tono más acomodaticio. Es decir, que vaya llevando de la mano a los mercados financieros hacia el ciclo de recortes a la tasa de interés objetivo.

Adicionalmente, se ha observado una reducción en la inflación anual de los Estados Unidos (medida por el índice de gasto en el consmo, PCE), al cerrar el 2023 en 2.9% anual frente a 4.2% anual en Julio. Es decir, se ha observado una convergencia clara de la inflación estadounidense hacia el objetivo de 2.0% anual de la Fed. Por otro lado, el PIB de los Estados Unidos sorprendió al alza durante el año pasado, dando cuenta de un crecimiento económico de 2.5% anual y bajo condiciones favorables del mercado laboral (indicador al que la Fed le da seguimiento para observar su doble mandato de inflación controlada y crecimiento económico).

Consecuentemente, tanto los mercados financieros como los analistas prevén que realmente el instituto central esté ejecutando en 2024 al menos un recorte sobre la tasa de fondos federales del 100 puntos base. Es por eso que el comunicado que se de a conocer en el último día de enero de 2024 tendrá la atención de todo el mundo. Dada la relevancia de la economía estadounidense, sus mercados financieros y de su banco central; el resto de los bancos centrales (Banco de México, entre ellos) estarán particularmente atentos al tono del comunicado para incorporar a sus decisiones de política monetaria el “plan de vuelo” que podría estar sugiriendo la Reserva Federal para este año.

Sin embargo, las condiciones en las que la economía estadounidense navega no son precisamente las más relajadas. En medio de la ruta, diversos riesgos amenazan la consecución de los objetivos inflacionarios y de actividad productiva del instituto central. Por lo tanto, no sería sorprendente que el comunicado proporcione una lectura muy precavida de los avances de la economía estadounidense. La Fed manejará con mucho cuidado sus palabras para no fortalecer la expectativa que tienen los mercados financieros de que el primer recorte de 25 puntos base al rango objetivo de la tasa de fondos federales ocurra en marzo de 2024. Quizás ya no veamos el elemento de “…el efecto acumulado del ciclo de alzas sobre la actividad productiva…” pero tampoco esperamos que mencionen adjetivos como “política acomodaticia”, “futuros recortes a la tasa”o “ciclo de recortes”, por ejemplo.

Es más probable leer a una Fed que “estará observando el proceso de convergencia de la inflación, al tiempo que darán seguimiento a la evolución de los indicadores de actividad productiva” para garantizar que la economía estadounidense transite por una fase de “aterrizaje suave”. Bajo ese tono, el instituto central estaría abandonando sutilmente el terreno restrictivo (incrementos de tasa) pero no le cerraría la puerta ante cualquier sorpresa en el frente macroeconómico. Bajo ésta premisa, la reunión del FOMC de marzo, en la que se incluyen proyecciones macroeconómicas, sería el vehículo para expresar con una nitidez mucho más concreta que se avecina el ciclo de recortes y le dejaría espacio todavía en las reuniones de abril y junio (ésta última con proyecciones) para anunciar su primer recorte.

Esto implicaría “desamarrarse” a marzo como fecha del primer recorte y todavía hacerse de oxígeno en el segundo trimestre del año para iniciar los recortes.

¿Qué llevaría a la Fed a comunicar sutilmente en su primera reunión pero si anunciar recortes en la reunión de marzo? Que la creación de empleos formales que se den a conocer durante febrero no desaceleren abruptamente, que los indicadores de percepción de producción manufacturera y cifras de actividad manufacturera, industrial y de consumo privado continúen observando tasas de crecimiento anual moderadas; y que la inflación siga gradualmente convergiendo hacia el 2.0% anual.

Si el comunicado de la Fed es catalogado por los mercados como “acomodaticio” (proclive a que el recorte de tasas se anuncie en marzo), esperaríamos que el comunicado del Banco de México, que se publicará el 8 de febrero (una semana después) posiblemente se dirija también al terreno de recorte de tasas, aunque la Junta de Gobierno habría de ponerle foco especial al hecho de que la inflación al cierre de 2023 sorprendió al alza.