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Facebook: Raúl Alejandro Rodríguez Martínez

La primera semana de 2022 comenzará con pocos datos económicos de coyuntura de relevancia, aunque no por ello dejemos de revisar lo que nos pueden decir sobre los últimos meses de 2021. En particular, vale la pena revisar lo que nos arroje de información la Encuesta de Opinión Empresarial con información a diciembre de 2021 que el INEGI publicará el próximo martes.

Al respecto, sobresale que en general el 2021 fue un año en el que el sector empresarial fue mejorando consistentmente su perspectiva sobre la economía mexicana mes con mes. Luego de que el indicador global de opinión empresarial tocó fondo en mayo de 2020 al ubicarse en 34.68 puntos, dicha variable no dejó de mejorar a lo largo de los siguientes meses. Posterior a su rebote un mes después, al situarse en 39.55 puntos, continuó una tendencia ascendente moderada y llegó a 41.64 puntos en diciembre de 2020. Los primeros siete meses de 2021 fueron muy buenos para la confianza empresarial, al mejorar el índice de manera ininterrumpida hasta apuntar en julio de 2021 51.71 puntos y posteriormente atemperar ligeramente su ritmo de mejoría y situarse en 54.23 puntos en noviembre de 2021. En este sentido, anticiparíamos que el índice global de confianza empresarial haya cerrado entre 54 y 56 puntos el año pasado, lo que significaría una mejoría muy importante en la perspectiva del sector productivo de la economía mexicana.

Al revisar los indicadores de confianza empresarial por los principales subsectores de la actividad económica (manufacturas, construcción, comercio y servicios), resulta interesante identificar que todos mantuvieron una dinámica muy similar. Destaca el sector servicios, quien tuvo el peor desplome en mayo de 2020 (33.38 puntos) pero para noviembre de 2021 logró ubicarse como el segundo sector con mayor nivel de confianza (54.42 puntos), dado que el sector comercial es el que cuenta con la confianza empresarial más sólida (56.67 puntos).

En contraste, la confianza empresarial en el sector manufacturero tuvo una recuperación más rápida y dinámica durante la primera mitad de 2021 pero a partir de julio desaceleró de manera importante su optimismo, en parte como consecuencia de que el sector manufacturero estadounidense y mexicano desaceleraron su ritmo de recuperación en el segundo semestre de 2021. De igual manera, la confianza empresarial en el sector construcción observó un comportamiento similar, aunque con un debilitamiento más marcado en la segunda mitad del año pasado que el del sector manufacturero.

                      Fuente: Apuntes con Macro con información de INEGI

En general, la confianza empresarial al cierre de 2021 no sólo logró recuperarse de la fuerte caída ocasionada por la pandemia de Covid-19 en 2020, sino que logró ubicarse en niveles de 2019 (un año antes de la pandemia). Esto representa una buena noticia porque a pesar de la incertidumbre asociada con la pandemia, el proceso de vacunación y la capacidad de reactivación de la economía mexicana, el sector empresarial mantiene una perspectiva favorable sobre la actividad productiva de nuestro país.

Sin embargo, prevalecen más riesgos a la baja que al alza respecto a la confianza empresarial que podría minar el ritmo de recuperación e inversión de dichos sectores sobre la actividad económica de México. En primer lugar, la variante ómicron apenas comienza a manifestarse en nuestro país con un marcado ascenso en los contagios del virus. En segundo lugar, todavía queda mucha población por ser vacunada, además de que apenas se está iniciando el proceso de vacunación de tercer refuerzo en la población adulta del país. Adicionalmente, el entorno de inflación elevada acompañada de un crecimiento económico a un menor ritmo podría deteriorar la confianza empresarial. Finalmente, todavía existen en el tintero del gobierno reformas estructurales como la eléctrica, el “decretazo” y las tensiones políticas asociadas con la consulta de “revocación de mandato” que siguen inquietando al sector empresarial y podrían interrumpir el buen desempeño de estos índices y, por consecuencia, de los planes productivos de dichos sectores.

Considerando todo lo anterior, el 2022 será sumamente retador desde la perspectiva del sector empresarial, aunque resulta alentador que se parte de un balance positivo en 2021 y en la dirección correcta.