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Facebook: Raúl Alejandro Rodríguez Martínez

El próximo jueves 24 de marzo la Junta de Gobierno del Banco de México se reunirá por segunda ocasión en el año en relación a la decisión de política monteria. Apenas han pasado 6 semanas desde su última reunión en la que anunciaron un incremento a la tasa de interés objetivo en 50 puntos base y el panorama ha cambiado de manera importante, sobre todo en el entorno global.

Cuando el banco central incrementó de 5.5% a 6.0% la tasa de interés objetivo, el entorno global se caracterizaba por una recuperación de la economía mundial, un aumento significativo de la inflación y la preocupación de que la Reserva Federal de los Estados Unidos ya estaba incorporando en la narrativa de sus últimos dos comunicados la necesidad de comenzar a disminuir sus estímulos monetarios y, eventualmente, dar inicio a un ciclo de alzas en el rango objetivo de su tasa de fondos federales.

En lo correspondiente a la economía local, las autoridades monetarias resaltaban la contracción de la economía mexicana en el último trimestre del año, la persistencia de las presiones inflacionarias llevándolos a revisar al alza sus pronósticos de 3.5% a 4.0% anual al cierre de este año y con un balance de riesgos inflacionarios sesgado al alza.

Seis semanas después, el panorama económico global ha cambiado dramáticamente, aunque su impacto sobre la economía mexicana podría ser ligeramente acotado. La invasión de Rusia a Ucrania ha generado un aumento pronunciado de la volatilidad en los mercados financieros internacionales. En especial, los precios internacionales del petróleo superaron por primera vez en casi 8 años la cotización de los 100 dólares por barril, y con ello incrementos subsecuentes en las cotizaciones de otros energéticos. Adicionalmente, las bolsas alrededor de todo el mundo sufrieron graves caídas en la medida en que la invasión rusa incrementaba el nivel de las hostilidades, las negociaciones de paz no reportaban avances por un cese al fuego y aumentaban los paquetes de sanciones a la economía y al mercado financiero de Rusia. Por si fuera poco, las sanciones y el avance del proceso bélico continuaron deteriorando la perspectiva de recuperación económica global.

Bajo el contexto previamente señalado, el 16 de marzo la Reserva Federal de los Estados Unidos “se adelantó a su propia narrativa”. Antes del conflicto bélico, los analistas y mercados financieros anticipaban que la Fed comenzaría con los incrementos a su tasa de interés objetivo hacia el cierre de la primera mitad del año. Sin embargo, el impacto de la guerra junto con el impacto de las sanciones sobre el mercado de los energéticos ha llevado a incrementos en los precios que se han traducido en que Estados Unidos esté padeciendo la inflación más alta desde 1982. En este sentido, el instituto central estadounidense incrementó en 25 puntos base el rango objetivo de la tasa de fondos federales.

Considerando todo lo anterior, la reunión de Banco de México de ésta semana representa un contexto mucho más complejo para la Junta de Gobierno. Sin embargo, entre el comunicado de febrero y el del próximo jueves, el banco central presentó su Informe Trimestral el 2 de marzo. Para ese momento, la guerra de Ucrania y Rusia estaba cerca de cumplir su primer semana y Banxico ya destacaba los riesgos importantes del conflicto sobre la perspectiva de crecimiento e inflación globales, así como también de la estabilidad del sistema financiero internacional. En el informe, Banco de México mantuvo sin cambios su pronóstico de inflación al cierre de 2022 respecto al comunicado de política monetaria del 10 de febrero, en 4.0% anual.

Para la decisión de Banxico del 24 de marzo, se ha consolidado la expectativa de que anuncien un nuevo incremento en 50 puntos base a la tasa de interés objetivo, de 6.0% a 6.5%. Si bien el gobierno ha logrado mantener estables los precios de las gasolinas pese al fuerte incremento de las referencias internacionales y el tipo de cambio ha logrado resistir la volatilidad financiera internacional en comparación con otros monedas frente al dólar, los riesgos locales y globales sobre la inflación están más inclinados al alza que a la baja. En primer lugar y quizás como la razón más poderosa, la Fed ya señalizó el arranque de un ciclo de alzas en su tasa de interés. Como resultado, Banco de México buscará mantener el diferencial de tasas con Estados Unidos para evitar salidas de capitales y las presiones que las subidas de tasas en Estados Unidos tienen sobre la depreciación del peso frente al dólar. Por otro lado, la inflación en México continúa elevada y se ha resistido a disminuir ante el entorno global actual. Lo anterior junto con una economía mexicana prácticamente estancada está consolidando un escenario de estanflación (estancamiento económico con elevada inflación) en México, el cual es sumamente nocivo para las familias mexicanas.

Por último y no menos importante, el conflicto entre Ucrania y Rusia se ha tornado muy impredecible. La desinformación que circula alrededor del conflicto es cada vez mayor, con días en los que se dice avanzar en el proceso de negociación de cese al fuego y otros en los que mencionan no alcanzar acuerdos y cada vez acercarse a un conflicto bélico a mayor escala. Por lo tanto, hemos visto como el precio del petróleo en ocasiones regresa a niveles ligeramente inferiores a 100 dólares por barril pero en otras sesiones vuelve a romper dicha “barrera psicológica”. En tanto, las sanciones contra Rusia siguen escalando pero al mismo tiempo la invasión rusa recrudece sus ataques. Por lo anterior, es muy complicado identificar si en el corto o mediano plazo podrían interrumpirse las presiones inflacionarias globales.

Por todo lo anterior, esperaríamos que este jueves Banco de México anuncie un incremento de 50 puntos base a la tasa de interés objetivo, con un balance de riesgos inflacionarios sesgado al alza pero quizás también con una revisión en el pronóstico inflacionario del banco central para el cierre de 2021. Posiblemente, el banco central reconozca los esfuerzos del gobierno por contener las presiones al alza sobre los precios de la gasolina pero sin dejar de señalar que el gobierno debe ser prudente de hasta dónde pueda intervenir el gobierno sin generar repercusiones adicionales en términos de las finanzas públicas del país y, por ende, de los fundamentales macroeconómicos de México.