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Facebook: Raúl Alejandro Rodríguez Martínez

La economía mexicana observó en 2023 un desempeño mejor que el previsto a comienzos del año pasado. En particular, tanto la demanda local como la externa denotaron un mayor dinamismo. En lo que se refiere al mercado interno, el consumo privado ha observado un crecimiento promedio anual de 4.0% (con cifras disponibles a octubre), mientras que en 2023 creció 2.7% anual. Adicionalmente, la formación bruta de capital fijo tuvo un desempeño sobresaliente en 2023, con un crecimiento promedio anual de 20.2%, mientras que en 2022 creció 11.8%. Por su parte, en el mercado externo las exportaciones no petroleras desaceleraron su crecimiento anual en 2023, a 4.2% desde 6.6% el año anterior. No obstante, un avance de 4.2% en el sector exportador el año pasado fue favorable para el dinamismo de la economía mexicana. Por el lado de la oferta (producción), la economía mexicana creció en 2023 en promedio 3.4% anual (con cifras a octubre), destacando la producción industrial (3.8% anual) y la manfuacturera (1.3% anual).

En relación con el mercado laboral, la creación de empleos formales creció en promedio 3.9% anual durante 2023 (cifras a noviembre) y los salarios reales dieron cuenta de una aceleración en su ritmo de avance anual, de 3.1% en enero a 5.8% en diciembre. Asimismo, la inflación dio cuenta de un descenso gradual, ubicándose en 4.66% anual en diciembre frente a 7.91% anual en enero. Si bien aun se encuentra por encima del objetivo Banco de México del 3.00% anual con un rango de variabilidad de +/- 1%, fue un factor relevante para impulsar la demanda interna de la economía. En tanto, el objetivo de la tasa de interés a un día del banco central culminó con el ciclo de alzas, en 11.50% en diciembre.

Considerando todo lo anterior, está previsto que el Producto Interno Bruto de México haya crecido más que lo pronosticado a comienzos de 2023, ubicándose en una tasa de crecimiento de alrededor del 3.2% y 3.5% durante dicho año. Esto implicaría que la economía mexicana se desaceleró frente a 2022 (crecimiento anual de 3.9%) pero que el ritmo de desaceleración fue menor que el previsto, denotando una actividad productiva más sólida en un año en el que el sector construcción se consolidó como un motor de crecimiento clave.

Para 2024, el consenso de analistas está previendo que la desaceleración de la economía mexicana continúe. De acuerdo con la Encuesta Citibanamex de Expectativas que se publicó el 22 de enero, el consenso estima que la economía mexicana desacelere su ritmo de crecimiento anual, a 2.4% desde 3.4% en 2023. Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) anticipa un crecimiento anual del PIB de México de 2.1% en 2024. No obstante, esta publicación del FMI es de octubre de 2023 y el próximo 30 de enero publicarán los pronósticos actualizados. No sería de sorprender una revisión al alza en su pronóstico de crecimiento del PIB de México en 2024 cercana al 2.5%, aunque no cambiaría el diagnóstico de una desaceleración de la economía mexicana en relación con su desempeño en 2023. En contraste, el Banco Mundial ya dio a conocer sus pronósticos macroeconómicos globales de 2024 actualizados a enero, para los que estima un avance de la economía mexicana de 2.6% anual, de manera que también estiman una desaceleración.

La perspectiva de desaceleración que comparten los diversos pronósticos se explica porque la economía de los Estados Unidos posiblemente también desacelere su ritmo de avance y dado que el 80% de las exportaciones manufactureras de México tienen como destino a su vecino del norte, esperaríamos que dicha pérdida de dinamismo por parte de la demanda externa impacte a la actividad económica mexicana. Como contrapesos, posiblemente continúe el sector de la construcción creciendo a tasas de crecimiento anual relevantes dadas las obras públicas que está llevando a cabo el gobierno, al tiempo que se esperarían mayores influjos de capital ante el optimismo que está generando el nearshoring ante la posición privilegiada que tiene México frente a los mercados estadounidenses.

Asimismo, se anticipa que la inflación continúe cediendo terreno paulatinamente. El consenso de analistas de la Encuesta Citibanamex prevé una inflación general anual de 4.00% al cierre de 2024, 66 puntos base menos que al cierre de 2023. Lo anterior junto con el incremento de los salarios generaría que la demanda interna mantenga un ritmo de avance moderado, reflejándose en cifras positivas en el consumo privado y ventas minoristas, principalmente. Ante dicho contexto, los analistas están pronosticando que el ciclo de recorte de tasas de Banxico comience con un recorte de 25 puntos base a la tasa de interés objetivo en marzo. Al cierre de 2024, el consenso anticipa que la tasa de interés objetivo se ubique en 9.25%, lo que contribuiría en un mayor apetito de crédito hacia adelante (impulsando también al mercado interno).

Como en todos los pronósticos, existen riesgos al alza y a la baja. En este sentido, podría suceder que la economía mexicana crezca por encima de la previsión de entre 2.4% y 2.6% anual si, por ejemplo, México encuentra la manera de capitalizar sus ventajas comparativas y competitivas en relación con las oportunidades que se deriven del nearshoring. Asimismo, que la inflación se desacelere más rápido que lo previsto y conlleve a un ciclo de recortes de tasas más agresivo por parte del banco central podría representar otro riesgo al alza sobre la actividad económica. De igual manera, en caso de que la economía estadounidense sorprendiera positivamente y se desacelerara menos que lo previsto daría pie a un mejor desempeño de las exportaciones no petroleras de la economía mexicana, traduciéndose en un mayor crecimiento económico.

Por el contrario, podría ocurrir también que el PIB de la economía mexicana terminara creciendo por debajo del 2.4% previsto por el consenso de analistas. En caso de que las finanzas públicas de la economía mexicana se vieran más presionadas que lo programado por la Secretaría de Hacienda podría repercutir en la perspectiva de la calificación crediticia del país, y con ello se reduciría el apetito por invertir en la economía mexicana, lo que generaría un menor dinamismo de la actividad productiva, así como también episodios de volatilidad e incertidumbre en los mercados financieros que pudieran generar salidas de capitales. Por otro lado, que la inflación se mostrara más renuente a ceder y se mantuviera por un mayor tiempo por encima del 4.5% anual podría presionar al consumo y deteriorar el poder adquisitivo de las familias mexicanas. Como consecuencia, el ciclo de recortes de tasas podría irse postergando y con ello dificultar el crecimiento económico. Finalmente, considerando que 2024 será un año electoral para México y el mundo, aunado con un sinnúmero de tensiones geopolíticas en todo el planeta, no podemos descartar un deterioro en el comercio internacional que termine afectando de manera significativa al desempeño de la economía mexicana.

Habrá que estar al pendiente en los próximos dos meses de las primeras cifras económicas a enero que nos permitan tomarle el pulso a la actividad económica de México y para así identificar cuál es el punto de arranque en enero de México en materia macroeconómica.