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Facebook: Raúl Alejandro Rodríguez Martínez

El Banco de México publicará el próximo jueves 10 de febrero su primera decisión de política monetaria del año. De acuerdo con el consenso de analistas de la Encuesta Citibanamex de Expectativas del viernes 4 de febrero, la expectativa se ubica en un incremento de 50 puntos base, de su nivel actual de 5.50% a 6.00%. En relación con la composición de dicho consenso, únicamente 8 de 31 participantes mantienen una expectativa de un incremento menor, de 25 puntos base. Es decir, para los analistas está más que claro que las autoridades monetarias no se quedarán con los brazos cruzados en la primera sesión de su Junta de Gobierno, mientras que se fortaleció significativamente la expectativa de un incremento de 50 puntos base versus la de 25 puntos base en las últimas dos semanas.

Si bien no ha pasado mucho tiempo desde el último comunicado de política monetaria de Banxico (16 de diciembre de 2021), en el entorno macroeconómico se ha configurado un escenario más retador y complejo bajo el cual el banco central está operando. En aquél comunicado, Banco de México decidió incrementar de 5.00% a 5.50% la tasa de interés objetivo bajo un contexto en el que persistían las presiones inflacionarias tanto globales como internas con una inflación general de 7.37% anual en noviembre, además de un entorno incierto y con condiciones de holgura en lo que se refiere a la actividad productiva. Sobresalía una reactivación de la economía con cifras de octubre, luego de una contracción trimestral del PIB en el tercer trimestre. Finalmente, se habían revisado al alza los pronósticos de la inflación y se había destacado un deterioro en el balance de riesgos inflacionarios y manteniéndolo sesgado al alza.

Para este comunicado del 10 de febrero, se cuenta con información que fortalece la expectativa de que Banco de México tenga que incrementar la tasa de interés objetivo en 50 puntos base. En primer lugar, la inflación en la primera quincena de enero fue la mayor en los últimos quince años, lo que sigue reflejando una fuerte persistencia de las presiones inflacionarias al alza en el país. Por otro lado, la Reserva Federal de los Estados Unidos ya mandó una señal muy contundente en su comunicado de finales de enero que están próximos a iniciar un ciclo de alzas, ante la evidencia de un mercado laboral sólido y de la persistencia de la inflación por encima del 2.00% anual en dicho país. En este sentido, las autoridades monetarias mexicanas se verán en la necesidad de buscar seguir a la Fed en su ritmo de incrementos este año. Finalmente, no podemos descartar factores más bien asociados con credibilidad del banco central frente a los mercados financieros, agentes económicos y analistas.

Históricamente, el Banco de México ha ejecutado siete incrementos de 50 puntos base sobre la tasa de interés objetivo desde 2008 que se implementó como instrumento de política monetaria. El primero fue en febrero de 2016 y otro de 50 puntos base hasta junio de 2016, cuando los mercados financieros internacionales se colapsaron por la decisión de la Gran Bretaña de salir de la Unión Europea. A lo anterior se comenzó a unir el proceso electoral en los Estados Unidos, de manera que siguieron cuatro incrementos consecutivos de 50 puntos base durante la segunda mitad de 2016. Luego de cuatro incrementos consecutivos de 25 puntos base durante 2021, Banco de México cerró el año pasado con un incremento de 50 puntos base, cinco años despúes del último incremento de 50 puntos base. El entorno bajo el cual se han ejecutado incrementos de tasa de dicha magnitud han sido de naturaleza muy diferente.

Los de 2016 fueron impulsados en mayor medida para contrarrestar presiones inflacionarias cuya principal fuente de contagio era la volatilidad de los mercados financieros internacionales. En esta ocasión, el banco central atraviesa un contexto en el cual más bien son las presiones inflacionarias al alza internas las que más impacto están teniendo, al tiempo que los mercados financieros internacionales están menos volátilies actualmente versus 2016. El hecho de que en los últimos cuatro incrementos de 25 puntos base se ha observado que persisten las presiones inflacionarias al alza, fortalecen la expectativa de que las autoridades monetarias del país saldrían más convincentes y determinantes con un segundo incremento de 50 puntos base para acompañar al que se ejecutó en diciembre de 2021, que si lo acompañaran con un modesto incremento de 25 puntos base en enero.

Adicionalmente, ésta será la primera decisión de política monetaria con la gobernadora Victoria Rodríguez y podría ganarse el beneplácito de los mercados y de los analistas saliendo con una Junta de Gobierno decidiendo por un incremento de 50 puntos base, en el sentido de que las presiones inflacinarias estarían cobrando mayor relevancia en su función de reacción.

Ahora bien, ¿existen elementos que llevaran a Banco de México a optar por un incremento de solo 25 puntos base? Definitivamente si y no son menores ni irrelevantes. Recordemos que la economía mexicana entró en recesión técnica al sumar dos trimestre consecutivos con caídas, mientras se debate a profundidad mediante otros indicadores económicos y de confianza si la recesión abandona el plano de definición técnica y existan pruebas más contundentes de ello. Un incremento de 50 puntos base representa mayores riesgos a la baja sobre la actividad económica y las autoridades monetarias están conscientes de ello. Asimismo, así como Victoria Rodríguez podría sentir la presión de mercados y analistas que prevén un incremento de 50 puntos base, definitivamente también podría sentir la presión de las autoridades hacendarias y del propio presidente de la República y los planes que pudiera tener  sobre el papel que deba tener el banco central durante la segunda mitad de su sexenio.

Si se pone todo en una balanza, se antoja más factible un incremento de 50 puntos base que uno de 25 puntos base. Las presiones inflacionarias deben ser una mayor preocupación que las condiciones de holgura en la actividad económica. Un proceso de estanflación (inflación al alza con estancamiento o caída en la economía) sería el peor de los mundos y más vale abatir las presiones inflacionarias, sobre todo porque hacia adelante el proceso de recorte de estímulos y subidas de tasas de la Fed propiciarán mayor volatilidad en los mercados financieros internacionales que podrían también impactar a la economía mexicana. Bajo ese contexto, sabemos que vendrían más incrementos a la tasa objetivo por parte de Banxico pero de menor magnitud (de 25 puntos base), así que si hubiera que ejecutar uno de 50 puntos base, es precisamente en la próxima reunión de política monetaria del 10 de febrero.