No es la migración. Hay que ver por encima del hombro

El presidente Andrés Manuel López Obrador estuvo en una “gran gira” de tres días por cinco países de Centroamérica y el Caribe: Guatemala, El Salvador, Honduras, Belice y Cuba. Su objetivo: fortalecer lazos en materia de economía, salud y seguridad. Su propósito: tender puentes que conecten de una forma pragmática a una región cuyos miembros han caminado de manera aislada.

Y no es que el presidente de México busque inventar el hilo negro. Simplemente trata de ser el conector y proveedor de ideas, planes (también recursos) para llevar a otros campos programas pilotos como Sembrando Vida. Quizá medir la efectividad de una parte de las políticas públicas que ha implementado en México en otras latitudes le ayude a ajustarlas en territorio nacional. Pensar que el único fin de López Obrador es buscar adulación es una simpleza de argumentos que nos deja algo bien claro: hay que ver por encima del hombro.

Si bien hay graves problemas como los feminicidios, desapariciones forzadas, desplazados y los muertos por el crimen organizado, con “Mirar al Sur”, programa con el que busca apoyar a Centroamérica, se busca generar un estado de bienestar que sea capaz como un bloque de hacerle frente a dos problemas que hoy afectan a toda la región: migración y violencia. La violencia, dicho sea de paso, originada en gran parte por el crimen organizado y las pandillas que tienen un denominador común: la búsqueda de las mejores rutas para traficar gente o droga hacia Estados Unidos, el gran consumidor final de ambos. El primer rubro es el que satisface la mano de obra barata que nunca deja de necesitarse en la Unión Americana. El segundo, y aunque se haya escrito miles de veces, para que miles de estadounidense sigan siendo los consumidores número uno a nivel mundial de los distintos tipos de drogas que llegan por su frontera con México.

Andrés Manuel López Obrador ha decidido no seguir con la narconarrativa de una lucha contra los grandes cárteles del narcotráfico. También, incluso, su gobierno ha decidido demandar a las grandes armerías que fueron la parte toral de la Iniciativa Mérida que llenó de plomo buena parte del territorio nacional desde los tiempos del expresidente Felipe Calderón.

Para muchos la idea de unir Centroamérica es utópica. Para otros un esfuerzo inicial que tardará generaciones en cuajar, pero dejará sentadas las bases para generar políticas públicas integrales que vayan de la base de la sociedad hasta la parte más alta. Es decir, generar un desarrollo transversal que de a poco vaya paliando necesidades básicas de los sectores de la población más vulnerables. ¿O es que ya normalizamos que el crimen organizado suplante las funciones del Estado y se encargue de repartir despensas, construir caminos o poner y quitar gobernantes?

La esperanza de un cambio no llega con buenas intenciones, sino con ideas innovadores, disruptivas y que, además, sean perfectibles.